jueves, 29 de enero de 2009

Oración

Debo destripar este sinapismo, hurgar procedimientos, minar los escalones apolillados inservibles para el ascenso (apenas lo tocas: ¡tropezón!, te devuelve un polvazo en los ojos, estás en el llano). Debo dilucidar, no satanizar esas parábolas difusas que la ciudad planta cada día como un sol en la maceta, engañando a sus esperanzas con una vida eterna detrás de los cerros. Debo tener un orden que me lleve de la mano, no soltarlo aunque helado como el hombre que duerme en el catafalco sienta sus dedos. Debo dejar que mi instinto animal mane y muestre su utilidad, sus primores, los puentes que he dejado de cruzar: ¡despierten pestañas!, ¡miren el éter que se desprende de la tierra, lo de arriba apenas es un sucio espejo! Debo armonizar-me, establecer criterios fijos en los cuales me introduzca y viaje hasta que en el tren expresen el «llegamos». Debo antologar mis jerarquías: el aprendizaje primero; renunciar a las salmodias invernales que repiten indigencias. Debo exprimir los momentos, no imantarme a las malquerencias, dejar esas hinchazones para el martillo y para los atletas. Debo, guitarra de huesos, dejar mi existencia de barro donde nacen zancudos, convertirme en el hombre que se diferencia del mono. No edificar cálculos de sombras irracionales, ni tangentes que no encuentren la hipotenusa en el crepúsculo. Beber la subsistencia, que caiga en la tráquea, envolvernos asimétricos en la gravedad que ningún Newton descubrió. Quizá la falta de ecos, el martillo en conjunto, las disonancias de mis matrices sin medida, mi mamá sin su octavo hijo… puedan devolverme la comodidad de regresar a la tristeza alegre. Quizá en la avenencia orgánica restituya el semblante que en otrora pude desprender. Por ahora, debo encontrar la belleza que el caos me esconde.

Moisés Azaña Ortega

7 comentarios:

Aquiles Martin dijo...

hola, gracias por comentar en mi blog, en realidad esa entrevista nunca la terminé de escribir, la dejé así a medio hacer, en un epoca en la q creia q nunca nadie la iba a leer, que verguenza, es curioso que siempre pienso q debo re editarla y agregarle mas cosas, converse 2 horas con delfin, no se si aun tenga todo el material, creo q en borrador sí, pronto pronto, lo haré, ya van a hacer dos años desde ese día.

saludos
y muchas gracias

Danik Lammá dijo...

Saludos Moisés:
En el caos siempre hay una especie de belleza, solo que el árbol no deja ver el bosque.
Buen fin de semana y gracias por comentar.

Anónimo dijo...

El caos soy yo.

Pablo Villanueva H. dijo...

yo también creo que debo ir por el buen camino; pero, en realidad, el malo es más atrayante

Anónimo dijo...

que pichulada significa estudiante de letras de la facultad unmsm?
vaya me tienen harto! no pueden especificar, carajo jejeje

Cesar Antonio Chumbiauca dijo...

No entendí mucho; tu texto parece dadaísta, pero de seguro no lo es, y tú conoces el sentido de cada una de tus frases, porque la belleza se oculta detrás del caos (esa estuvo buenísima, asimilable).

MoiZés AZÄÑA dijo...

A:
Aquiles Martin: Gracias a usted por haberme rendido las palabras del maestro Delfín. Espero que nos continuemos leyendo.

Claudia Méndez: Caos y belleza: simbiosis sublime.

Anónimo: Tu vida será un caos, pero no te apropies de la palabra para definirte, primero averigua quién eres.

César Antonio: La veo, la mastico, la saboreo, la siento, la digiero, una vez allí dentro recién puedo hacerla emerger. Para mí no es ininteligible, aunque acepto que el escrito de cierto modo lo es, se escapó de mis dedos mi prístina manera de escribir. Pero no es el azar la que predispone las palabras, antes la pienso, amigo.

Anónimo: La falta de existencia es un grave problema, tiene que solucionarlo señor anónimo antes de continuar aventando su bilis.

Agradezco a todos sus comentarios, e imploro que sean sinceros en sus comentarios, digan lo que no le gustan, lo que no entienden, lo positivo, lo negativo, digan lo que sienten: sin calzón.